Trabajo y presión

Hace poco mi compañero Víctor Cuenca Gómez y yo comentábamos el mito sobre si los publicistas y diseñadores bajo presión somos capaces de trabajar mejor, y no creo que sea un mito sino una agotadora costumbre que es extensible a cualquiera que realice un trabajo más o menos creativo. El “currito” siente que debe poner toda la maquinaria al límite para cumplir con el deadline y cientos de ideas te taladran la cabeza abriéndose paso, tomando decisiones urgentes y frenéticas improvisaciones. En esos momentos el corazón se dispara, la presión y el compromiso aumentaba.

Lo de trabajar mejor ya es cuestión de apreciaciones, no sabríamos si en condiciones de más calma el resultado sería mejor, pero sí es cierto que cuando toda tu concentración está en una tarea acuciante y el contador está llegando a cero es cuando (dicen) los diseñadores, programadores, escritores, etc. tiran ese triple sobre la bocina, al borde del fin del partido y con esa mezcla de temeridad y precisión que, o bien termina en un rotundo fracaso o con el éxito más imprevisto.

Lo que saco de estas experiencias no es tanto el éxito (cuando lo hay) sino la sensación de misión cumplida, cuando a pesar de las dificultades y la falta de tiempo o recursos has salvado la situación y sobre todo has evitado el descalabro. Queda el sabor de haber cumplido y de que el esfuerzo ha merecido la pena.

Así han sido las semanas previas al Networking para distribuidores de Grupo Epelsa del día 26 en el Hotel Aravaca Village de Madrid, un evento en el que el departamento de marketing y publicidad estuvo trabajando literalmente hasta el último minuto para lograr llegar a tiempo con todo el material y contenidos.

Asimismo, fue un orgullo participar en una de las ponencias en el que tuve ocasión de presentar las novedades de digitalización de la compañía, la recientemente publicada web corporativa y nuestras próximas fechas en las ferias EuroShop de Düsseldorf y Foodtech de Barcelona.

Y sin embargo, a pesar de todo el esfuerzo y sacrificio, de todas y cada una de las cosas de las que uno se siente más satisfecho es, sin duda, del trabajo en equipo con los compañeros que estuvimos en el evento, todos a una tirando triples sobre la bocina demostrando que mientras quede un segundo siempre se puede ganar el partido.

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